Átame a tu
mirada y hiéreme de asombro,
Que es hora de romper
y devorarla
De asediar tus
muros y entregarme al
vértigo de tus palabras hechas juego y gemido
De recorrer tu
laberinto, a tientas, ciegamente,
Guiado por aroma
y besos
Por besos y miradas.
De perseguir tu
cuerpo tercamente.
De prenderme a
la redondez de tus caderas,
Y colmarte las
ansias de sacar mis anhelos,
Y gozar de tu
pasión desbordada
Enredarme en tu
abrazo estrechamente,
Y clavarme sin
piedad en tu pecho llenándote
De fuego las
entrañas.
ALBERTO
HERNANDEZ



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